Garage
Título original: Garage
País y año: Irlanda, 2007
Dirección: Leonard Abrahamson
Intérpretes: Pat Shortt, Anne-Marie Duff, Conor Ryan
Guión: Mark O'Halloran
Garage es una película lenta, y no podría ser de otra manera. Sigue el ritmo de vida de su protagonista minuciosamente, fijándose con precisión en los pequeños detalles y capturando en imágenes su aislamiento. En ciertas partes se deleita en la lentitud, algo que puede dar pánico a algunos espectadores y que sin embargo aquí resulta fascinante: la película nos acerca no sólo a comprender lo que significa estar realmente solo, sino también a experimentar la sensación de incomunicación y reclusión que sufre su personaje principal como si fuera propia. Después de verla, cuesta creer que una historia tan sencilla consiga transmitir tanto. Es una modesta pero genial película que indaga en las consecuencias que la incomprensión y la soledad pueden tener en una persona, y al mismo tiempo construye una excelente radiografía de una pequeña comunidad rural a través de los ojos del más improbable protagonista.
Josie es el único trabajador de una pequeña estación de servicio en un pueblo del oeste de Irlanda, puesto al que se dedica con admirable dedicación y que representa el eje principal de su existencia. Su limitación intelectual le hace a menudo objeto de bromas, aunque en general la actitud de sus vecinos es una mezcla entre condescendencia y paternalismo amable que Josie ha llegado a aceptar como un trato normal. Su día a día se rige por la más absoluta monotonía: en la vieja gasolinera casi nunca hay clientes y la actividad es prácticamente nula, pero esto no importa ya que Josie sustenta su vida en la repetición y constancia de su trabajo, y la diligencia con la que lo desempeña. Su contacto con los habitantes del pueblo resulta difícil, la gente no quiere estar con él más de lo necesario y cuando se establece cierta intimidad no sabe muy bien cómo reaccionar, debido a su completa falta de habilidades sociales. Sus pequeños intentos para adaptarse resultan entre cómicos y patéticos, y en cualquier caso siempre despiertan compasión: aunque incapaz de albergar un pensamiento de rencor, envidia, o cualquier sentimiento negativo hacia los demás, Josie siempre parece chocar con una barrera que cada vez le va aislando más y más. Sin embargo, la aceptación de su destino como alguien marginado e inferior se pone en suspenso con la llegada de un nuevo compañero de trabajo. El dueño de la estación de servicio contrata al hijo de su novia, David, para echar una mano a Josie (con la intención de mantener al chico ocupado más que por necesidad, visto el estado casi terminal del negocio). Entre ambos entablan pronto una curiosa amistad, cimentada en las conversaciones que tienen mientras toman una lata de cerveza después del trabajo. Parece que por fin las cosas van a cambiar a mejor para Josie, que se ve tratado como igual después de tanto tiempo siendo una especie de mascota del pueblo, y empieza a atesorar la amistad con David como algo real. Hasta que llega el momento en que ciertas convenciones sociales que Josie desconoce y que forman parte de esa barrera insalvable que le aleja del resto vuelven a irrumpir en su vida, esta vez con consecuencias trágicas. Finalmente el improbable protagonista se da cuenta con violencia de cuál es su verdadero papel.
Garage ha sido descrita como una tragicomedia, aunque a veces es difícil reírse bajo el peso de un ambiente tan deprimente. Si hay algo que agradecer a la película es que no pretende abrirnos los ojos ante las desgracias del mundo a golpe de efectismos dramáticos: el pesimismo de la historia convive con el carácter positivo de su protagonista principal, no se regodea en el sufrimiento de éste ni se ceba en la tragedia, sino que es ésta la que se impone en los acontecimientos de forma natural, y la cámara es un mero testigo de ello. Pretende mostrarnos el aislamiento que se produce en estos lugares y en particular la marginación que sufren ciertas personas, de forma simple y eficaz.
Destaca también por ser un retrato fiel de la sociedad rural irlandesa en la actualidad. Tras el boom económico de mediados de los años noventa conocido como “celtic tiger”, este sector de la sociedad se veía como algo casi anacrónico, un modo de vida pintoresco y sin relación con la marea de multinacionales que desembarcaron en Dublín y revolucionaron el país. Da la casualidad de que Garage se rodó en 2007, año en que el “tigre” empezó su rápida caída hacia una debacle económica que hoy en día ha tocado fondo, y como si de una profecía se tratara plasmó en la pantalla las vidas de unos personajes que nunca experimentaron ningún cambio ni se beneficiaron de ningún milagro económico.